Tips para familias
Muchas veces los padres sentimos que nuestros hijos no están bien. Vemos cambios en sus hábitos o en su estado de ánimo que nos llaman la atención. Si tu hijo está siendo víctima de bullying puede que desarrolle alguna o algunas de las siguientes consecuencias:
- Depresión.
- Bajo rendimiento escolar.
- Aumento o descenso de peso.
- Trastornos en el sueño.
- Dolor de cabeza o panza.
Te aconsejamos que sigas los pasos que a continuación se describen:
• Ofrecele una conversación lo más sincera posible, sin presiones. Si no logra abrirse con vos busca una tercera persona adulta a quien pueda contarle. Si te cuenta, no minimices nada. Tampoco es recomendable que lo presiones a hablar o lo culpes. Puede ser un buen momento para fortalecer el vínculo.
• Jamás recomiendes a tu hijo que “devuelva” lo que le hicieron. La violencia nunca puede ser un camino para solucionar algo.
• Acércate a la escuela. Es fundamental que este camino se transite en conjunto para construir y coordinar el abordaje del problema y que desde ahí se ocupen también del agresor. Contale a tu hijo que estás en contacto con la escuela. Pero que no tenga miedo. Que sepa que es el camino correcto para cuidarlo y que de eso te vas a encargar vos como adulto.
• Focaliza en ayudar a tu hijo desde una perspectiva positiva. Es para adelante, sin resentimientos. Hay que reparar, no vengar.
• Busca un psicólogo especialista. Es lo ideal para que te brinde un espacio de tratamiento profesional y que acompañe a tu hijo y a los integrantes de la familia.
• Pensá en generar nuevas actividades con tu hijo y otros chicos de su edad para que pueda distraerse y a su vez generar nuevas amistades que le vuelvan a generar confianza y mejoren su autoestima